31.1.11

Minita.

El sábado a la noche tuve una fiesta. Típico de minita, el vestuario era un problema y, típico de mi, quedó para ser resuelto a último momento. Sabía que iba a ser un vestido pero ni puta idea de que estilo (vestido es una palabra muy amplia) ni de donde lo iba a sacar. Confiaba en un localcito chiquitín cerca de casa que en el último mes, para no cerrar definitivamente, mutó de tener ropa de fitness a componer su mercadería 90% de vestidos (las minitas de hoy mucho vestido pero poca gimnasia). Una vez había entrado y eran lindos, accesibles y el pelado que atiende buena onda, sin atosigar. Bien. So, el plan del sábado era: desayuno, gimnasio, ducha y localcito. Así fue.

Entre pito y flauta llegué al localcito tipo dos y veinte. Revolví percheros, entrando y saliendo del probador, este, el otro, que corto, que largo. Así estuve un rato filtrando hasta que quedaron tres: uno strapless informal(muchachos, va para ustedes lo que es un strapless), uno mas de fiesta blanco y verde pero que me quedaba corto y otro de fiesta blanco y negro pero que me quedaba grande de tetas (as usual) y de espalda. No era joda, el vendedor me tiró la onda como que esas son las boludeces que sólo nota una minita pero no, era en serio. El informal era como muy informal, tela casi que de guardapolvo. El corto yo sentía que caminaba y se me veían las cachas, además que me quedaba como cola de pato, bien paradito. Y el negro bueno, podía resolverse con alguna puntadita acá y allá y anudando esto y esto otro corriendolo para el otro lado, pero odio llevarme algo pensando en que le tengo que hacer mil modificaciones. Que dilema, maldito dilema. En algún momento conté mi cuestión con las decisiones y las opciones pero esta vez era peor: los tres me gustaban, pero no podía elegirlos por cuestiones diferentes. Intenté disimular ante el pelado mientras revolvía por octava vez el perchero la batería de pensamientos que estaba generando:

Llamo a Bian? (no, bian no tiene ni puta idea) Llamo a Ani? Llamo a Cyn? Llamo a Flori? Ay, no, la puta madre, no tengo el celular! No, me llevo el negro mejor, le doy unas puntaditas y ya. No, no me convence, ya fue, espero a bian a ver que opina, ya debe estar por volver pero no, Bian no tiene ni puta idea. Ya se, voy a buscar el celular y llamo a Ani, a Cyn o a Flori y les pregunto. No, a ver, elijo dos y total después los uso, pero no! en la billetera tengo sólo plata para uno, la puta madre! Quedará mal si le pido al pelado que me los guarde y paso a la tarde con alguna de las chicas? Si, voy a hacer eso, uy, pero si las chicas vienen muy tarde? no, además me parece que queda medio como el orto. Ya fue, me arriesgo a que los venda, voy a casa y vuelvo más tarde con alguna de las chicas...o con Bian. Good choice.

Entonces se la comuniqué al pelado (que ya lo había puesto al tanto de que tenía una fiesta pero como no sabía la onda, no sabía que vestido elegir. Fue la sutil advertencia de que me iba a probar muchos pero muchos vestidos) :
"Mirá, la verdad es que tengo estos tres pero no se cual de todos llevar (también me dio vergüenza decirle eso porque el pelado ya me había aconsejado que me lleve el negro) así que me voy y vuelvo a la tarde con una amiga"
"Ah, pero vos cuando tenés la fiesta?"
"Hoy a la noche"
"Pero mirá que estoy cerrando"

OMG. Nudo en el estómago. Nauseas, confusión, mareos. Muerte.

"En serio?!?!?!!? en cuanto tiempo?!?!?!"
"Cierro dos y media, debería haber cerrado hace veinte minutos en realidad"

Ay pelado hijodepú, que manera de meter presión. Terrible, inesperado. Me detuve un segundo y en eso entró una chica al local. Le agradecí al Señor, al cielo, a la Virgen, a Alá y a Schröedinger por haberla mandado; lo miré al pelado a los ojos y le dije "Tenés cinco minutos que me cruzo al cajero? , me llevo los tres."

El pelado chocho. Así volví con tres paquetitos, trasladando el problema a casa.
Finalmente optamos por el verde (yo, cyn, jai ...y bian ) y así fui a la fiesta.

Contándole la sucesión de los hechos a mis amigos lo mínimo que me dijeron fue que estaba loca, pero yo tenía todo calculado.

1)De nada me sirven tres vestidos de fiesta, por eso me aseguré que uno sea bien informal.
2) Sacando el strapless informal, quedaban el negro y el que había usado (el verde), pero de nada me sirven dos vestidos de fiesta si tengo ocasión para ponérmelos cada muerte de Papa (cada muerte de obispo me parece una expresión con significado completamente opuesto a baja frecuencia), por eso uno lo fui a cambiar hoy.

Ahora tengo dos vestidos informales para todos los días que le queden al verano y, para cuando lo necesite, uno de fiesta sin usar.

No se si hace falta aclarar: soy minita, obvio que cambié el verde!



28.1.11

Volviendo al vicio.

Siempre me pasa cuando termino de cursar que me siento de vacaciones. No importa si estoy preparando un final y trabajando 7hs diarias, no tengo que cargar la mochila universitaria y eso se traduce en sentimiento de vacaciones que necesariamente implica un cambio de rutina.

Primero, Diciembre de gimnasio, melón, mucho melón, mucho jamón y siestas. Le siguió un Enero de reencuentro con la costa atlántica después de cuatro veranos; empezó en Necochea y terminó en Claromecó. Cualquier otro verano no hubiese sido necesaria la aclaración, pero este verano es distinto: NO fui a Claromecó porque era el lugar TOP del 2011, FUI a Claromecó porque SOY una auténtica claromecopada, que va desde los CERO años y vivió en la villa balnearia algó así como 40 meses no consecutivos de su vida y de paso aprovecho para manifestar que los claromecopados estamos todos del orto con esa propagandita del faro multimedia. Antes cuando contaba a donde me iba de vacaciones tenía que tomar aire y explicar: que cerca de Necochea, que cerca de Bahía Blanca, que una playa, que voy desde siempre. Este año fue inédito, el “claromeque??” fue reemplazado por un “Ah! Claromecopa!” como si tuviesen idea de donde queda, no, no tienen ni puta idea, en la tele queda, en la tele.

De esas dos semanas recolecté varios vicios. Por un lado cafecito después de comer en alguna confitería paqueta y por otro la ineludible máquina de sacar muñecos. Soy conciente de que el cafecito que vino a reemplazar a la cerveza denota edad y también que decirlo de esta manera es básicamente un manifiesto de vieja chota, pero se volvió inevitable. Por otro lado, la cuestión de los peluches. No importa cuan feo, cuan deforme, cuan colorinche pueda ser porque el peluche no importa, es la magia del brazo mecánico agarrando la tela suavecita y levantándola que es tan o más grande que la masita mantecosa con membrillo que acompaña la infusión. Otro vicio nuevo: The Big Bang Theory; era un capítulo y otro y otro y otro y otro y..se me acabó la batería de la notebook. Y dejé para contar a lo último el vicio más peligroso de la lista, uno en el que nunca pensé que iba a caer: El juego. Descubrí que Facebook puede funcionar como una plataforma de juegos con cosas muy adictivas, como el Biotronic o el Bubble Spinner (ADVERTENCIA: Clickear en los links anteriores es un viaje de ida) y así caí; de un día para el otro se metió en mi vida interrumpiendo las actividades habituales, las relaciones sociales, las necesidades fisiológicas y cualquier otra actividad que involucre interacción con el medio. Estoy intentando superarlo, pero el botón de "Play again" está tan ahí, tan disponible que tengo que apretarlo.

Ahora estoy de vuelta, con trabajo nuevo, en año nuevo y volviendo al vicio, volviendo al blog...Bazinga!